viernes, 25 de abril de 2014

Alameda de Hércules

           Los Hércules en sus pétreas columnas
presiden esta feria del amor;
doña Venus exhibe a sus alumnas
como yeguas que esperan comprador…

Detrás de un velador, que es su trinchera,
Curro Meloja bebe y hace el oso;
y, llena de brillantes la pechera,
cruza un joven torero ya famoso.

Este torero ayer aún no comía
y hoy es rico. Así es Andalucía:
sombrero cordobés, alpaca, seda;

fe ciega de fakir en lo imprevisto;
beber y pasear por la Alameda;
vivir en moro y confesar a Cristo…


                                                       José del Río

martes, 15 de abril de 2014

El acoso

            En los campos de Tablada,
que al pie de Sevilla tienden
como alcatifas lujosas
sus praderas siempre verdes,
sobre ruedas y caballos
bullen damas y jinetes
y en los lances del acoso
se interesan y divierten.

En competencia los hombres
van rigiendo los corceles
que adiestrados y briosos
en un palmo se revuelven;
y se entablan desafíos
de arrogancia en las mujeres,
en cuya faz, la mantilla
tiende red sobre claveles.

¡Qué alegría en los semblantes!
¡Qué tersura en el ambiente!
¡Qué bien quiebra el sol sus rayos
sobre trajes y caireles!

Perseguido por un potro
de rojiza piel luciente,
donde un mozo como un bronce
agilísimo arremete,
desde el fondo del paisaje
viene huyendo la gente
un novillo sudoroso
que veloz los vientos bebe.

El tropel que le persigue
de caballistas alegres,
estratégicos le acosan
con carreras diferentes;
y el más mozo, el más gallardo
junto al tren donde ella tiende
los gemelos, suspendida
del intento que a él le mueve
quiere echar a tierra, airoso,
a las res que se defiende
y que al fin junto a una hermosa
atraviesa de repente.

Entonces, fiero, orgulloso,
a los vientos ambas sienes,
bajo traje bien ceñido
amparado el cuerpo fuerte
y amarrado el pecho ansioso
por jirón de seda leve,
listo aferra la garrocha
el intrépido jinete,
y da en tierra con el toro,
que en el suelo se revuelve.

Un aplauso, en que se juntan
con los vítores ardientes
las palmadas repetidas
del concurso inteligente,
el bizarro lance premia,
y en seguida se promueven
comentarios y disputas
sobre el toro y el jinete.

A la suerte consumada
otros lances se suceden,
y con salvas de champán
suenan dimes y diretes.
La dorada manzanilla
los semblantes enrojece
y la merienda elegante
devora a pulso la gente.

Hay mil brindis calurosos
en mil labios diferentes,
y hay un sol, que su alegría
en el rico cuadro tiende.
Sigue la fiesta española
hasta que el día oscurece,
y empieza el regio desfile
de figuras y caireles…


                                                       Salvador Rueda

sábado, 5 de abril de 2014

La cuadrilla

           ¡Encanto luminoso de las corridas!...
Entre mantillas blancas y madroñeras,
las rosas en los senos son como heridas,
e incendian los claveles las cabelleras…

Como mantos reales llevan prendidas
del mantón de Manila, las primaveras
de pájaros y rosas de oro floridas,
a sus bustos morenos, las cigarreras.

Y cuando las cuadrillas riman su paso
al son de un pasodoble, vivo y sonoro,
alegre como el vino de Andalucía,

cada traje es un iris de seda y raso,
que a los besos de llamas de un sol de oro
se derrite en cien iris de pedrería.


                                                       Francisco Villaespesa