jueves, 25 de julio de 2013

A Rafael de Paula

Cuando pones tu planta en las arenas
y engallas, hecha bronce, tu figura;
cuando estrechas la muerte a tu cintura
y el toro se hace un río por tus venas;

cuando el raso y el oro reestrenas,
tocando el pulso de la sangre oscura
y el ángel de tu estirpe, allá en la altura,
te derrama su gracia a manos llenas;

ya no importan ni amores ni querellas,
ni el llanto del gitano vagabundo,
ni el gozo con que estallan las botellas;

ni torrente caudal, ni mar profundo,
ya no importan ni el sol ni las estrellas,
y ya puede venir el fin del mundo.



                                                       Patricio Pemán Medina

lunes, 15 de julio de 2013

Los mozos de Monleón

Los mozos de Monleón
se fueron a arar temprano,
para ir a la corrida
y remudar con despacio.
Al hijo de la Veñuda,
el remudo no le han dado,
- Al toro tengo de ir,
aunque lo busque prestado.
- Permita Dios, si lo encuentras,
que te traigan en un carro,
las albarcas y el sombrero
de los siniestros colgando-.
Se cogen los garrochones,
marchan las navas abajo,
preguntando por el toro,
y el toro ya está encerrado.
En el medio del camino,
al vaquero preguntaron,
- ¿Qué tiempo que tiene el toro?
- El toro tiene ocho años.
Muchachos, no entréis a él,
mirar que el toro es muy malo,
que la leche que mamó,
se la di yo por mi mano-.

Se presentan en la plaza
cuatro mozos muy gallardos;
Manuel Sánchez llamó al toro,
nunca le hubiera llamado;
por el pico de una albarca
toda la plaza arrastrando;
cuando el toro lo dejó
ya lo ha dejado muy malo.
- Compañeros, yo me muero;
amigos, yo estoy muy malo;
tres pañuelos tengo dentro,
y este que meto son cuatro.
- Que llamen al confesor,
para que vaya a auxiliarlo-.

No se pudo confesar
porque estaba ya espirando.
Al rico de Monleón
la piden los bueis y el carro,
para llevar a Manuel Sánchez,
que el torito le ha matado.
A la puerta la Veñuela
arrecularon el carro.
- Aquí tenéis vuestro hijo
como lo habéis demandado.

Al ver a su hijo así,
para tras se ha desmayado.
A eso de los nueve meses
salió su madre bramando,
los vaqueriles arriba,
los vaqueriles abajo,
preguntando por el toro;
y el toro ya está enterrado.


                                                      Ledesma,
                                                      Cancionero Salmantino

viernes, 5 de julio de 2013

Décimas a maese Pedro Romero

Ronda te ronda la faja
que hace breve tu cintura.
Esguince de línea pura,
sota de cualquier baraja.
La Plaza es una rodaja
de limón, ¡tan amarilla!
La Maestranza de Sevilla,
chica como una moneda,
se hace perfumada seda
soñando tu zapatilla.

Qué arrebolera de encaje
espumando tu chorrera;
qué gracia repajolera
rindiéndole vasallaje
al alamar de tu traje…
Qué desazón sólo verte
echar, cara o cruz, tu suerte
y pasar, burla burlando,
tras tu capotillo blando
cincuenta arrobas de muerte.

Yo bien que te lo decía,
dueño del mejor estilo,
que era ese poco sigilo
para tanta Andalucía;
que era muy grande alegría
para tan pequeño suelo…
Cambiaste tu terciopelo
por el percal de la historia
y en hombros vas de la gloria
por esos cosos del cielo.



                                                       Fausto Botello