miércoles, 25 de diciembre de 2013

La chicuelina

            Citar, embarcar, girar
con torera aristocracia.
Juntar la muerte y la gracia:
el embestir y el burlar.

Belleza  y riesgo a la par
de lo andaluz por lo fino.
¡Matrimonio cristalino
de la curva y de la recta!

La chicuelina perfecta
por milagro de CAMINO.


                                                                 Julio Estefanía

domingo, 15 de diciembre de 2013

A Manolo González

            De Sevilla viniste
templando el aire.
Nuestra vieja giralda
quedó mirándote
y el giraldillo
le contó muchas cosas
de su chiquillo.

Grande la plaza,
pesan mucho los ojos,
no es la Maestranza
donde toreas
sintiéndote tan solo
como el que sueña.

Y toreaste,
el aire te dolía
como la tarde,
y te crecías,
parecías un monte
de nieve ardida.

Tu capote un espejo
donde miraban gracia
los ojos negros,
tu corazón
un pedazo de España,
viejo león.

..   ..   ..

Una oreja te dieron
y la tiraste.
El ruedo era un delirio
de voces grandes.
Cuatro vueltas al ruedo,
sin enmendarte.

¡Qué bueno es México!
Te alentaban los pasos
ojos morenos.
Manolo, Manolillo,
Manuel González.
Te llovieron las palmas
de los cabales.
Las palmas de los hombres
tocan de balde.


                                                                   Pedro Garfias

jueves, 5 de diciembre de 2013

La cogida y la muerte

           A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y solo muerte
a las cinco de la tarde.

El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya lucha la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes inglés
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!


                                                        Federico García Lorca
                                             [del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías]